¿Qué es la kombucha y por qué importa para la salud intestinal?

Publicado el noviembre 19, 2025

La kombucha es una bebida ligeramente gaseosa y fermentada hecha a partir de té negro o verde y azúcar, fermentada con una SCOBY (Cultivo Simbiótico de Bacterias y Levaduras). Durante una fermentación de 7 a 14 días, esta “capa de hongo” convierte los azúcares en ácidos, dióxido de carbono y bacterias vivas, lo que da a la kombucha su sabor ácido y su efervescencia natural.

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La kombucha casera contiene una mezcla de cultivos vivos, mientras que las versiones comerciales varían mucho. Los productores suelen añadir zumo de fruta o edulcorantes para mejorar el sabor. Muchas kombuchas comerciales están pasteurizadas, lo que elimina las bacterias vivas, precisamente los componentes que se cree que benefician la salud intestinal.

Kombucha y Salud Intestinal: ¿Qué dice la investigación?

Expertos en fermentación señalan que la kombucha tiene potencial para apoyar la salud intestinal, pero todavía faltan pruebas científicas sólidas. Términos de marketing como “probiótico”, “crudo” o “vivo” suenan atractivos, pero la regulación y la evidencia siguen siendo ambiguas. Estudios científicos en animales y pequeños ensayos en humanos sugieren que la kombucha puede reducir el estrés oxidativo y la inflamación intestinal, apoyar la función hepática y modular la microbiota intestinal. Sin embargo, la evidencia clínica firme en personas sanas es limitada y los resultados son modestos. Investigaciones más amplias sobre alimentos fermentados como el yogur o el kimchi muestran un aumento en la diversidad bacteriana intestinal y una reducción de la inflamación.

Puntos clave:

  • La kombucha aporta compuestos bioactivos, probióticos y antioxidantes
  • Beneficios potenciales: reducción de la inflamación, mejora del microbioma, apoyo hepático
  • La evidencia clínica para su uso terapéutico sigue siendo preliminar y a pequeña escala

Pasteurizada vs. sin pasteurizar: ¿Qué elegir?

La kombucha sin pasteurizar, o “cruda”, contiene bacterias vivas. La pasteurización elimina tanto los microbios dañinos como los beneficiosos, perdiendo gran parte de la ventaja potencial para la salud intestinal.

La elaboración casera ofrece cultivos vivos pero requiere una higiene estricta. Usar entornos o equipos no estériles puede provocar contaminación. Las opciones comerciales son más seguras en cuanto a higiene, pero solo las versiones sin pasteurizar conservan los beneficios para la flora intestinal.

Consejos para incorporar la kombucha en una dieta saludable para el intestino

  • Elige kombucha sin pasteurizar y sin azúcar añadido
  • Empieza poco a poco, alrededor de 100–120 ml diarios para favorecer la tolerancia
  • Combínala con verduras y frutas ricas en fibra para nutrir la flora intestinal
  • Si la preparas en casa, usa vidrio o acero inoxidable, evita plástico o materiales porosos
  • Personas con inmunidad debilitada, embarazadas o con condiciones de salud específicas deben consultar a un médico antes de consumir

Reflexión final

La kombucha no es una cura milagrosa, pero puede ser una valiosa adición a un estilo de vida enfocado en la salud intestinal. Las bebidas fermentadas contribuyen a la diversidad microbiana y pueden ayudar a regular la inflamación de forma suave. Presta atención a la selección del producto, los métodos de preparación y el contexto dietético general. ¿Quieres saber más sobre cómo las frutas, verduras y otros fermentados mejoran tu salud intestinal? Explora Bowelbook para obtener consejos sencillos, útiles y prácticos.